29 de octubre de 2016

En familia


Según la nota que el autor incluye al final de este libro, los diez relatos que componen Física familiar, de Jon Bilbao, se dividen en tres apartados por su origen diverso, desde relatos inéditos a una versión revisada de su primer libro, pasando por relatos aparecidos en otras antologías. La gran mayoría de ellos versan ciertamente sobre relaciones familiares, aunque no todos. El primer relato da sentido directo al título del libro, pues juega con el principio de incertidumbre (aunque confundiendo el nombre propio de su formulador) en una acertada comparación sobre la imposibilidad de conocerlo todo de otra persona, especialmente de tu pareja.

Dado que el libro cubre en principio varios años del proceso de escritura de Jon Bilbao, puedo aventurarme a ver intereses constantes que también encuentro en los otros libros que he leído de él, Shakespeare y la ballena blanca, y Padres, hijos y primates: las grietas en la joven familia burguesa aparantemente triunfadora, o el poder de la naturaleza como fuerza que amenaza la supuesta civilización, encarnada en más de una ocasión en animales que no se comportan como los humanos esperan. Bilbao es un especialista en relatos y Física familiar es el primer libro de relatos que leo de él, pero tengo pendientes el más antiguo Bajo el influjo del cometa y el más reciente Estrómboli. En ocasiones trabaja la parábola de una manera clara, pero lo que más me ha gustado en varias de las historias de Física familiar es cierta relajación del conflicto que un relato corto siempre necesita, en principio en abundancia, para acabar en pequeños anticlímax de gran inquietud.

Jon Bilbao escribe con un estilo sencillo y en general narrativo sin complicaciones. Su fuerza está en el manejo del ritmo del relato y en el subtexto de la historia, surgidas de una evidente lucidez en la observación social y familiar, que no necesita de ironía para subrayar su valor. Hoy tiene mucho campo desde el que alimentar este interés, desde luego. Lo mejor es que se está convirtiendo en un autor familiar. ¡O tal vez eso no es lo mejor, precisamente!

Jon Bilbao, fotografiado por Markus Rico (vía)



12 de octubre de 2016

1860. Capítulo 5


La tentación en esta reseña de Viva, el quinto libro de la serie histórica de Patrick Deville consagrada a la historia de la humanidad desde 1860, aproximadamente, es decir que por primera vez el protagonista es un país, México, como epicentro de las políticas de izquierda durante los años 30 y 40 del pasado siglo, y no un personaje. Viva (título también del original francés) no es una novela completamente centrada en un personaje, como lo era Peste & Cólera en Alexandre Yersin. Se parece más a Pura Vida o Equatoria, que son más corales aunque William Walker y Pierre Savorgnan de Brazza sean los personajes eje. En Viva sin embargo, sí hay un personaje eje que sin embargo no es alguien olvidado por la historia, sino uno de los personajes más famosos del siglo XX: León Trotsky, quien sí hiciera la revolución (en ocasiones, en el libro aparecen Sandino, Bolívar o El Che y parecen saludar al jefe del Ejército Rojo) y triunfara en ella, para luego caer en desgracia y convertirse en proscrito de la Historia.

León Trotsky

Trotsky, de vocación fundamentalmente literaria, comparte bastante protagonismo en paralelo con Malcolm Lowry y su propia odisea maldita en busca de la escritura de Bajo el volcán, sucedida sobre todo en México. Un México donde también acaban comunistas españoles, fascinantes anarquistas europeos (B. Traven/Torsven/Ret Marut), y donde el mundo artístico en que participaban Frida Kahlo o Diego Rivera se entrelazaba con los comunismos oficial y el de la IV Internacional, y donde la conspiración estaliniana alcanzó una de sus principales cimas. El libro, como en los anteriores, viaja mucho, pero la sensación de México como epicentro es grande. Veremos la Rusia de los viajes de Trotsky y la Francia de su primer exilio, y ciertos apuntes a su exilio posterior. Otros personajes que también surgen o terminan en México nos proporcionan apuntes algo menores de otros lugares.

Malcolm Lowry (vía)

No quisiera que estas reseñas de la serie acabaran convirtiéndose en una comparación entre libros, pero resulta inevitable cuando la familiaridad literaria empieza a imponerse. Viva recoge a un personaje más obligado a viajar que necesitado de ello por un prurito interior, desde su papel en la Revolución Soviética a su persecución hasta la muerte en manos de Ramón Mercader en 1940. Aspira a ser un escritor, y muchos le reconocen como excelente en esa labor, y como tal posiblemente un ser estático aunque necesitado de conocimiento e inquieto por naturaleza, al que el libro comienza a describir en su conocido destino final. Tal vez Deville, como Trotsky, se fascina de ese México postrevolucionario y necesita por ello incluir más personajes con esa misma fascinación, como ese destrozado Malcolm Lowry, escritor como Trotsky, pero hijo de un acaudalado británico que pagó su vida de excesos en busca de una obra maestra. Deville no afronta su retrato de manera diferente a los anteriores: la documentación le sirve para establecer nexos históricos entre viajeros y revoluciones, y conexiones sorprendentes entre los diferentes protagonistas, haciendo de la Historia un juego fluido, una rueda de repeticiones, que alivia con humor y cierto desencanto que, en esta ocasión al igual que en Pura Vida, tiene que ver con la aparente relación necesaria entre revolución y traición, y el sempiterno desencuentro de las izquierdas. Lo cual no impide su retrato certero y preciso de personajes, de sus intenciones, y una empatía con casi todos ellos en una cercanía psicológica que los historiadores no suelen ejercer. Trotsky no es tan malvado como Walker, ni un beato como Yersin, sus matices son más complicados: pocos han escrito la teoría y ejercido la práctica de la Revolución con, al menos, algo de éxito.

Ramón Mercader (vía)

Deville también viaja y conoce a los herederos supervivientes de algún protagonista, recuperando su presencia en el libro, aunque en los anteriores su inmersión era mayor. Tal vez más que tentador será tópico ver en este libro dedicado tan profundamente a México un carácter más evasivo ante hechos incomprensibles acontecidos en un país incomprensible.

Mi agradecimiento a Sergio Sánchez por el volumen. La intención es hacer que Viva rule. Si alguien lo quiere, que silbe por favor…

Patrick Deville (vía)